1/9/13

Evgen Bavcar / La fotografía entre la ilusión de lo real y la memoria.



Evgen Bavcar se considera a sí mismo como un fotógrafo por razones anecdóticas, un “mirón absoluto”.

Debido a su ceguera desde los once años, Bavcar refleja la fotografía más allá de la propia imagen material, es por ello que en todo momento describe lo que se imagina y lo que siente a través de la nostalgia.

"¿Qué pasa con la caverna de Platón, es decir, en la primera cama oscura conocida? Se trata del juego entre las tinieblas y la luz, entre los objetos reales y sus sombras proyectadas en la pared de enfrente, ahí un modelo, ni siquiera nos lo imaginamos como una realidad plana”

 El autor comienza realizando un paralelismo entre la famosa caverna de Platón y la cámara oscura, expresando así su manera de ver la fotografía desde la oscuridad, como él la siente, desde las sombras proyectadas y la opacidad de los negativos.

Defiende la importancia de la subjetividad en las fotografías y a su vez critica el uso de la fotografía en la actualidad por su gran contenido objetivo y por su olvidado trato analógico.

Desde el momento en el que se realiza la foto hasta su proceso final han pasado acontecimientos que han hecho que ese sujeto fotografiado haya cambiado, y ya no sea el mismo que el que se refleja en los negativos, formando parte entonces, de esa ilusión tridimensional formada por nosotros mismos.

También nos habla de dos de sus trabajos: “visiones táctiles” y “las caricias de la luz”.
Para el primero "visiones táctiles", describe el ojo como órgano que puede ser engañado por la distancia, el tacto nos puede informar sobre nuestro propio cuerpo y sobre el mundo exterior de los objetos.

En el segundo trabajo "Las caricias de la luz" diferencia la luz de la iluminación, separándolas entre las caricias, demasiado materiales y su vertiente espiritual del deseo.

“Se trata de la desaparición de los objetos en las tinieblas, allí donde ni siquiera la luz puede alzarles. Gracias a este juego, al nacer tenemos la posibilidad de conservar destellos tras la experiencia opaca. Detrás del cuadro negro podemos considerar otras maneras de acariciar la luz olvidando la dependencia física ”.

Es por eso que en todo momento el autor se expresa desde la mirada interna de la fotografía, es consciente del olvido estético, tiene en cuenta detalles que quizás otros, por tenerlos tan presentes, ignoran. En definitiva, una mirada inédita.







Es obvio que la buena fotografía se lleva por dentro.

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